¡Mami y papi, ¿por qué no me dejan ir a esa fiesta yo ya me puedo cuidar?. Esta es una expresión que tal vez ya usted ha tenido que enfrentar en su rol parental, en caso que no haya sido así en poco tiempo necesitará una respuesta asertiva, clara y convincente para sus hijos cuando se le presente esta incómoda situación, ¿se siente listo?.
Indudablemente el asunto de las salidas nocturnas de los hijos es una fuente de estrés, diferencias y conflictos en muchos de los hogares, ya que conforme los hijos crecen y se acercan a la época de la adolescencia, estas crisis se acentúan haciéndose necesario establecer los mecanismos oportunos con el fin de mantener una convivencia sana entre todos los miembros de la familia y no generar ruptura en los canales de comunicación entre padres e hijos.
¿Por qué las salidas se deben convertir en conflicto?
No es necesario que el tema de las salidas nocturnas de los hijos se convierta en un conflicto, claro, para evitarlo es recomendable que este tema se dialogue con los hijos mucho tiempo antes de que se enfrente esta etapa en sus vidas, sin embargo, sabemos que en cientos de hogares no existe una crianza que apunte a un criterio de prevención, sino que existe un estilo parental que opera desde la reactividad, perdiéndose la oportunidad de establecer las reglas claramente mucho antes de que las situaciones críticas se presenten.
Si en su hogar las salidas nocturnas de sus hijos se ha convertido en un tema cargado de tensión y malestar, es bueno hacer una auditoría de los patrones de comunicación familiar pero ante todo de la capacidad de negociación que existe en el seno del hogar, el cual es modelado por los padres de familia, quienes son las personas adultas que se convierten en los referentes familiares.
Negociar no es ceder ni mucho menos permitir que los hijos hagan lo que quieren de una manera negligente, pero si es buscar acuerdos a través de la construcción de alternativas que ambas partes puedan aportar y esto es lo difícil más cuando hemos adoptado patrones de crianza donde la última palabra la expresan los padres: ¡Se calla y punto!.
No se habla más de este tema…
Una de las reacciones comunes que he identificado de los procesos de negociación padre-hijos respecto a las salidas nocturnas es la típica frase, ¨no se habla más de este tema y punto¨, una forma como los padres de familia dan por finalizada desde su posición la conversación o la negociación, pero sabemos que para los hijos aún sigue pendiente, pues este es un argumento que no convence y ante todo genera una sensación de poca valoración a los sentimientos e intereses personales, generando a corto plazo resentimiento y hasta rebeldía.
Es entendible que en ocasiones hay hijos que son insistentes con el tema de sus salidas nocturnas, algunos hasta podría decir que son desafiantes y retadores con el fin de obtener sus deseos, pero aquí es necesario que usted como padre de familia aprenda a manejar la frustración que esto le puede ocasionar, pues en caso contrario estaría colocando a sus hijos en la posibilidad de vivir bajo aquella otra frase que dice ¨es mejor pedir perdón que pedir permiso¨.
En mi trabajo con adolescentes he conocido cientos de casos de chicos y chicas que me expresan que ante la poca o nula apertura de sus padres para negociar una salida noctura prefieren no comunicar su petición y ganarse una reprimienda que perderse la salida al cine con la chica que le gusta o perderse la fiesta de cumpleaños de alguno de sus amigos o bien pasar por la pena de ser el único del grupo que expresara que no podía acompañar a sus amistades porque no recibió la autorización de sus padres; por eso tenga claro que aunque sea incómodo o desgastante negociar este tema con los hijos lo más recomendable es abrir estos espacios de diálogo para poder influir en ellos y prevenir situaciones que luego se lamenten más.
Cuando un hijo solicita un permiso nocturno, es un buen momento para valorar su iniciativa, sus gustos, metas, afinidades y sus amistades, así como permitirle desarrollar su individualidad –identidad-, es darse el chance de conocerlo más y al mismo tiempo de obligarme como padre de familia a definir claramente la autoridad del hogar, los límites y mejorar mis propias habilidades de negociación, así que no le tema a los permisos nocturnos.
¿Cuál es su temor ante las salidas nocturnas?
La respuesta a esta pregunta puede ser obvia, más en una sociedad donde se presenta en la población adolescente tantas conductas de riesgo que evidencian falta de criterio y madurez emocional, muchas de ellas se presentan en ocasiones por asunto de presión social o bien por practicar rituales de transición que buscan reafirman a los y las adolescentes dándoles la sensación de ¨ser gende grande¨, sin embargo, lejos de profundizar en las razones que pueden propiciar dichas conductas de riesgo, es necesario centrarse en los temores que experimentan los padres de familia ante las salidas nocturnas de sus hijos, pues si usted no aprende a manejar sus miedos eso significará que esos miedos le manejarán en su rol.
Algunos padres al enfrentar el permiso de salidas nocturnas activan sus prejuicios o bien sus propias y malas experiencias de vida, exigiendo en los hijos una actitud sumisa que permita tener el control absoluto de sus acciones, espacio, tiempo y relaciones entre otras. Es entendible que hay temores, pero es necesario canalizarlos efectivamente para lograr influencia en la negociación, siendo el más común el temor de la ¨experimentación.¨
El temor a que los hijos experimenten no puede paralizar a un padre de familia, pues como parte del proceso de desarrollo de los hijos esto implica a la vez comprender y aceptar los procesos de socialización que paralelamente van a vivir, lo cual conlleva que en algún momento tengan que experimentar situaciones como parte de su propio aprendizaje de vida. La clave aquí está en postergar esa experimentación hasta donde sea posible pero en caso que no sea factible dado la personalidad, el temperamento, la madurez o hasta la tenacidad de su hijo se requiere tener la seguridad de haber dado a los hijos la caja de herramientas para que puedan tomar las decisiones de una manera asertiva y ante todo que no lesionen su propio proyecto de vida.
Caja de Herramientas: Las 3 A de las salidas nocturnas
Al negociar los permisos con sus hijos considere tres factores que pueden influir en el si o en no. Tómelos en cuenta:
1. Ambiente: es necesario tener claro el ambiente al cual sus hijos se van a exponer, esto es una excelente manera de fabricar junto con ellos diferentes escenarios de situaciones de riesgo a las que puedan enfrentarse, valorando juntamente sus pro y sus contra con el fin de que la decisión final no se perciba como subjetiva ni mucho menos como arbitraria por parte de los padres de familia.
2. Actividad: también es importante conocer la actividad que los hijos estarán experimentando en su permiso nocturno. La actividad es un aspecto crucial pues el tipo de actividad determinará la decisión final. En el momento de explorar la actividad no juzgue solamente solicite la información que usted considere oportuna, en caso contario generá defensividad y el conflicto iniciará.
3. Amistades: Por último es bueno que tenga claro quienes son las amistades con quienes su hijos se involucrará en un ambiente y en una actividad nocturna. Trate de convercerle que por eso es necesario conocer sus amistades y que antes de permitir una salida nocturna usted desea que ellos frecuenten su casa, así tendrá más confianza, incluso trate de propiciar un acercamiento con los padres de los amigos de su hijo, hagan alianzas respecto a la hora de llegada para que todos manejen los mismos criterios y así sea más fácil manejar esta etapa que aunque usted no lo quiera, llegará.
Este artículo es extraído del Audio-Curso: ¿Cómo negociar los permisos con los hijos?, de Wagner Eduarte. Puede obtener este Audio-Curso en www.herramientasfamiliares.com